viernes, 2 de abril de 2010


UN K-LAMAR EN “EL SILENCIO”

Hace seis años escribí acerca de cómo conocí la música de Andrés y del cómo poco a poco iba haciéndome fanático de su obra, pero no me explayé acerca del memorable y hoy mítico concierto que Calamaro me brindó en la playa El Silencio, aquel domingo 15 de febrero de 1998, digo me brindó porque en realidad estaba solo (como muchos), a pesar de que animé a algunos amigos para que me acompañen, pero estos en realidad fueron conmigo porque los convencí de que la playa no tiene comparación con la piscina.

Aquel entonces contaba con diecisiete años y como cualquier joven de esa edad había cosas que no hacía solo, una de ellas era ir a la playa, sobre todo por el tremendo viaje que tenía que hacer, desde Huaycán hasta la playa El Silencio. Aquellos amigos sabían muy bien que yo estaba loco por estar presente en el concierto, ya que los tuve locos toda la semana, la publicidad del concierto la estaban pasando por la TV, según recuerdo era algo así: “Pilsen Callao presenta a Andrés Calamaro en Concierto, el domingo 15 de febrero en la Playa El Silencio…”, mientras en la pantalla aparecían sus lentes negros al lado de una botella de Cerveza.

En vano fueron mis esfuerzos de hacer que a mis amigos les gustara mi cassette de Alta Suciedad, tuve la delicadeza de prestarles a cada uno, pero todos me lo devolvían muy rápido, diciendo que escuchaba huevadas, que no entendían nada o que solo les gustaba Flaca y Loco, que no pasaba nada con los demás temas. Uno de ellos me dijo aquel domingo por la mañana, ¿Oe loco, ayer viste a tu ídolo?... No? Bueno, ayer lo entrevistó Magaly Medina en su programa. Al escuchar eso grité PUTAMADRE, ME OLVIDÉ! No te preocupes (me dijo) ese programa se repite hoy en un rato más, ni bien lo escuché me fui corriendo a casa, prendí la TV y justamente estaban repitiéndolo, supuse que aún no había entrevistado a Calamaro, eso pasó en un instante mas. Ella estaba totalmente perdida, ya que no sabía nada de él, le hacía preguntas vagas, sobre todo acerca del escándalo del proceso judicial. Andrés dijo que en este concierto iba a presentar temas del Alta Suciedad, su reciente disco. La conductora le preguntó si iba a tocar sus éxitos de Los Abuelos de la Nada y Los Rodríguez, obtuvo un NO como respuesta, replicando que él no tocaba canciones pasadas y que estaba en otra etapa.

Una vez terminada la entrevista, salí en busca de mis amigos, tuve que sacarlos de su casa, uno a uno. En total éramos cinco personas las que viajábamos en la combi por la carretera central, nos bajamos en Yerbateros y de ahí otra combi hasta la Playa. Era la segunda vez que iba a ella, la primera fue para el concierto de El Tri, al llegar una banda estaba tocando canciones ochenteras en inglés, se trataba de Afrodisiaco, no le tomé importancia a pesar de que justamente empecé a conocer el rock con esa onda y les dije a mis patas para darnos un chapuzón, ya que lo único que quería hacer en ese momento era nadar. Nadaba recordando Paracas, la playa El Chaco, lugar donde viví toda mi niñez y adolescencia, lugar donde una tarde mientras estaba sentado en la arena el viento me presentó a Andrés Calamaro a través de una hoja de periódico que voló hacía mi, hoja que contenía una entrevista, frases de Crímenes perfectos, Donde manda marinero y El novio del Olvido. Me quedé huevón y al día siguiente recorrí todo Pisco buscando el cassette del Alta Suciedad.
De pronto me puse a flotar, mis oídos escuchaban un sonido diferente, de hecho supuse que la banda telonera ya se había retirado, ya que no había comparación con lo que ahora escuchaba, felizmente no estaba tan lejos de la orilla, nadé muy rápido hacía ella y así como llegué, igual de rápido ingresé por entre la multitud, nada podía detenerme, Andrés estaba tocando ya el intro, no paré hasta estar en un lugar privilegiado, ósea ADELANTE!!!

En un principio me preocupó el hecho de que empezara con Quién Asó la Manteca? Ya que me percaté rápidamente de que casi nadie, por no decir NADIE se la sabía, felizmente la preocupación desapareció. Imaginé que estaba solo, que no existía nadie mas, ni siquiera mis amigos, ya que ellos seguramente estaban en el mar. Yo disfrutaba, gozaba, recordaba, era algo maravilloso, haberlo conocido por una casualidad y ahora disfrutarlo en todo su esplendor.

Recuerdo que el sol quemaba mucho, yo estaba totalmente desprotegido, solo en short, pero nada me importaba ya que en Paracas andaba así todo el día por la playa. Pero si llegué a tener una sed terrible, la sed y el implacable sol querían sacarme del Olimpo, no lograron amilanarme, ya que las canciones me hacían fuerte. Esta era una tarde muy especial para mí y fue mucho más especial cuando los bomberos llegaron en mi auxilio, con el agua bendita, fue el agua más rica que he probado en toda mi vida y no exagero al decirlo. Andrés estaba cantando “Costumbres Argentinas”, cuando de pronto el agua casi se iba por el lado del escenario, es ahí que pronuncia el recordado “Para este lado no por favor”, era un mensaje para los amigos bomberos. Una vez revitalizado por el agua bendita, me sentía más fuerte, ya nada podía moverme de aquel lugar privilegiado. Escuchaba murmurar a la gente que pedía los conocidos éxitos, pero no les tomaba importancia, yo estaba en la gloria.

Al finalizar el concierto y una vez que Calamaro se había retirado con todos sus músicos, fui al lugar donde me había establecido en un inicio con mis amigos, pero estos ya no estaban ahí, en ese entonces me percaté que ya no estaba en el Olimpo, me encontraba realmente solo y lo peor de todo era que ellos se habían llevado todas mis cosas, me dispuse a recorrer la orilla de la playa para ver si los encontraba pero no había ni rastro de ellos, perdí las esperanzas, tuve que aceptar la realidad, me encontraba solo, sin ropa, descalzo y sin dinero!!
Lo único que tenía que hacer era subir hacia el paradero y ver qué pasaba. Mientras subía por la pendiente, me decía, este es el precio por haber estado en la gloria, yo me lo busqué y no había que arrepentirse, nadie podrá quitarme lo bailado; pero una vez estando ya en el paradero y al ver que las combis estaban repletas de gente me puse a maquinar, a planear en cómo haría para ir a casa. Pasado un buen rato las ideas se me fueron, empecé a preocuparme, cuando de pronto escuché unos gritos, gritos celestiales: ¡Loco! ¡Loooooco! Era indudable que me llamaban, pero no lograba ver de donde provenían, hasta que pude divisar a mis amigos, estos estaban en una coaster, en la parte de atrás, no dudé ni un instante, solo atiné a correr y al percatarme que la combi estaba repleta de gente y que era imposible que pudiera entrar, opté por meterme por la ventana! Sí, por la ventana! Ahí estaban ellos, tenían mi mochila con mis cosas y entre ellas mis monedas para mis pasajes, una vez ahí, se me acabó la preocupación y durante todo el camino repetía que Calamaro era el Comandante Porrito.

Édgar Quispe
Fundador y presidente de k-lamares Perú